sábado, 22 de noviembre de 2014

La mata lento y todos lo saben.



Él la mata todos los días. De a poco. A nadie le importa. Están casados. Es legal. Cuando ella se dio cuenta de su muerte lenta en sus manos le pidió que ya no estuvieran juntos, que el amor había acabado  pero él dijo que si no era de él no era de nadie. Ella fue a buscar ayuda al juez. El juez no la escuchó porque dijo que no tenía pruebas suficientes de su agresión psicológica. ¿Cómo comprobar algo que es dolor en el alma?  Él sigue en la casa matándola de a poco. Como a la tía Esmérita que murió lento. Esmérita vuelve a morir lentamente. Fue  legal. Eran matrimonio. Todos vinieron a consolar al esposo porque se quedó sin mujer cuando su ataúd bajó a las profundidades de la tierra. Nadie vio que él la mató lentamente. De a poco. Los hijos la mataron con sus indiferencias y sus  reclamos porque no quería estar con su papá. Ahora la historia se repite. Él la mata lento, los hijos la matan lento, la sociedad y su justicia ciega sorda y muda la mata, las redes de apoyo la matan porque no es verdad que hay ayuda…todos los gobiernos  se llenan la boca de que ayudan a la población en problemas  y no es verdad. Yo  hablo por ella y por tantas “ella” que  las tienen engrilladas, amordazadas   en un supuesto amor que no existe…ella no lo ama más y por eso él la mata lento…pero es legal. Son matrimonio frente a todas las leyes de esta sociedad que enseña a los niños a ser personas de éxito y sin opción a perder. La está matando y lo sabe, qué es lo peor porque no hace el gesto de fraternidad de aceptar que el amor acabó y que ahora sólo la está matando lento.