Él la mata todos los
días. De a poco. A nadie le importa. Están casados. Es legal. Cuando ella se
dio cuenta de su muerte lenta en sus manos le pidió que ya no estuvieran juntos,
que el amor había acabado pero él dijo
que si no era de él no era de nadie. Ella fue a buscar ayuda al juez. El juez
no la escuchó porque dijo que no tenía pruebas suficientes de su agresión psicológica. ¿Cómo comprobar algo que es dolor en el alma? Él sigue en la casa matándola de a poco. Como a
la tía Esmérita que murió lento. Esmérita vuelve a morir lentamente. Fue legal. Eran matrimonio. Todos vinieron a
consolar al esposo porque se quedó sin mujer cuando su ataúd bajó a las
profundidades de la tierra. Nadie vio que él la mató lentamente. De a poco. Los
hijos la mataron con sus indiferencias y sus
reclamos porque no quería estar con su papá. Ahora la historia se
repite. Él la mata lento, los hijos la matan lento, la sociedad y su justicia ciega
sorda y muda la mata, las redes de apoyo la matan porque no es verdad que hay
ayuda…todos los gobiernos se llenan la
boca de que ayudan a la población en problemas y no es verdad. Yo hablo por ella y por tantas “ella” que las tienen engrilladas, amordazadas en un supuesto amor que no existe…ella no lo
ama más y por eso él la mata lento…pero es legal. Son matrimonio frente a todas
las leyes de esta sociedad que enseña a los niños a ser personas de éxito y sin
opción a perder. La está matando y lo sabe, qué es lo peor porque no hace el
gesto de fraternidad de aceptar que el amor acabó y que ahora sólo la está
matando lento.
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