jueves, 22 de octubre de 2009

Hola Jesus.


Señor:



Hoy me cortaron el agua. Un bien que si bien es cierto debería ser gratis, a tus hijos, ésos a los que les abriste la mente y le enseñaste como hacerlo para que fuera de fácil acceso, nos la están cobrando a precio de oro. Pero, independiente de ésas cosas domésticas Señor cuando abrí la llave y no salió me ofusqué.
La había pagado hacía pocos días no podía ser que me la hubieran cortado.
Corrí al teléfono y pedí explicaciones a quién me contestó. ¿Culpa de quién? Siempre se busca culpable. Ésta vez el progreso. Programado hasta las cuatro de la tarde.
Entonces la debacle en mis cosas. Qué haré. Los chicos, la comida, la ducha, la lavadora, el baño, el jardín, los perros…
De pronto un paso mal dado y me pasé a pegar con un mueble en una pierna y me encontré con tu imagen que tengo en la pared de ti y me dí cuenta que no había parado a mirarte hacia mucho.
Detuve mi loca carrera de ir y venir hablando con las vecinas para saber qué hacer y encontrar una solución y tu mirada me preguntó.
¿Cómo lo hacen los que no la tienen? ¿Los que viven en el desierto, en las guerras, en los campos sin comodidades, es más, cómo lo hacen los que viven cerca de ti y que no tienen por que se la han cortado porque no tienen para pagar? Tú los conoces y te has molestado en preguntarles ¿cómo lo hacen?
Que vergüenza me bajó…
Me detuve y te dí las gracias Señor por el privilegio de tener una llave por donde corre el líquido que me permite vivir aunque pagado gracias porque hay alguien a nuestro lado que produce el dinero para pagarla…
Y me senté a mirar tu imagen Señor de la misericordia infinita y pensé en qué haría si me quedo sin tu compañía… Tú eres mi agua de vida.
Que hago sin tu agua, sería tierra sin vida, roca abandonada, arena seca, desierto despoblado, hedionda compañía…
Sé que tu agua siempre está ahí para mí pero mis decisiones no siempre las hago pensando en ti, no siempre las tomo pensando en no pasarte a llevar en tus mandamientos por lo que, a veces, al final del día me doy cuenta que tengo sed y es que me he alejado de tu pozo señor fuente de Agua viva.
Que nos harán unas cuantas horas sin agua potable cuando existe la solución a la mano pero ¿Qué haría sin tu agua señor?. Protégeme con tu preciosísima sangre señor de la misericordia infinita para que nunca me aleje de tu fuente de agua viva, eterna y para que pueda mostrar a otros Señor que tienen sed porque están sin tu compañía el gran pozo de agua que tienes para todos los que creen en ti.

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