viernes, 25 de julio de 2014

Fantasma recluida.





La escuela de la vida me ha enseñado, mientras observo desde mi ventana, que los celópatas son seres que se sienten tan ínfimos, mediocres y perdedores frente a sus parejas que lo único que les queda es atosigarlas a tal punto que se convierten en poderosos pequeños monstruos que hacen que sus parejas respiren sólo por misericordia de Dios. Sin embargo, estos seres no reconocen la situación en que se encuentran porque se sienten perfectos. Sin mancha y sin deuda frente a la vida.
Entonces, insisto en que estos celópatas que, en su ensoñación, quieren obligar a sus parejas a quererlos  simplemente porque se casaron; tratando, creo yo, de llenar vacíos que generalmente dejaron sus madres cuando chicos  de afectos  y atención debida…pasan todo pecado o toda culpa a sus respectivas parejas porque ven en ellas a las madres ausentes o a las madres pecadoras según sus visiones egoístas…

¡Pobres seres solitarios!, ya nos los quieren y no pueden ver las razones. Es que ellos se ven  tan únicos que no aceptan que el amor por ellos se acabó. Cuando sólo deberían agradecer todo lo bueno que le dieron y caminar hacia nuevos rumbos. Pequeños mundos ególatras que se creen perfectos y llenos de valores, sin ni un defecto. Mirarse en el espejo de vez en cuando y  hablarse con la verdad de uno hacia uno, hace bien. Limpia. Se puede respirar y se puede dejar respirar al otro que la ceguera no deja ver que se ahoga.

No hay comentarios:

Publicar un comentario